Las estrategias de descarbonización pueden guiar la recuperación sostenible de América Latina

Los casos globales confirmados de COVID-19 sobrepasan los 15 millones y, entretanto, el Ártico ruso registró una temperatura récord de 38 grados centígrados. Aunque los funcionarios de gobierno instan a las personas a cubrir nariz y boca, lavarse las manos y a distanciarse físicamente entre sí, de lo que no podemos distanciarnos es de la emergencia climática.

Impulsada por el aumento de la temperatura del océano, se pronostica que la temporada de huracanes en el Atlántico de 2020 será muy activa, con al menos cuatro huracanes de categoría 3 o superior. Y, mientras América Latina y el Caribe se enfrenta al COVID-19, Bahamas, además de combatir el virus, continúa su reconstrucción casi un año después de que el huracán Dorian dejara daños por un valor superior a los US$ 3 mil millones. Lo que es peor, el costo de los impactos del cambio climático, incluyendo huracanes, inundaciones y sequías de mayor intensidad, podría alcanzar los US$ 100 mil millones por año para 2050.

Con la necesidad de enfrentar ambas emergencias a corto y largo plazo simultáneamente, la región no puede esperar a que termine la emergencia del COVID-19 para planificar una recuperación sostenible.

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