El mundo se enfrenta a otra profunda emergencia mundial: la crisis ambiental que se viene produciendo en el planeta. Por un lado, la biodiversidad está en pronunciado declive y, por el otro, las perturbaciones del clima se están acercando a un punto de no retorno con una temperatura global que no logra bajar de 3 grados centígrados por las emisiones producidas por actividades humanas como causa principal. Debemos actuar con decisión para protegernos los humanos tanto de los virus que nos contagiamos por una mala convivencia con la vida silvestre y los espacios naturales como el coronavirus, como de los efectos del calentamiento del planeta que impacta sobre la economía, la producción y el desarrollo humano sostenible.
La crisis climática ha puesto al mundo en una carrera de supervivencia. El mes de octubre ha incluido un Día Internacional Contra el Cambio Climático, con el fin de reconocer el esfuerzo que intensifican los países – incluido Panamá – para diseñar agendas y planes de desarrollo según sus circunstancias nacionales y locales con metas específicas de reducción de emisiones, desarrollo bajo en carbono o carbono neutro y medidas de adaptación, imprescindible para lograr los objetivos planteados en la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de Paris que marcó el 2050 como horizonte.
Para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, es una enorme satisfacción poder acompañar a Panamá en este proceso de acelerar las contribuciones climáticas y aumentar su ambición, diseñando en espacios de escucha activa los consensos mínimos entre todos los sectores de que Panamá pueda garantizar su desarrollo sostenible, llegar a todos y a todas, tomando en consideración la acción climática como una salvaguarda. La economía debe moverse a una economía verde, azul, inclusiva que limite y reduzca las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, GEI, de manera que la temperatura del planeta cumpla la misión de 1.5 grados centígrados y contribuya a que seamos más resilientes según nuestras vulnerabilidades por sector y por territorio.
El PNUD presentó en el 2019 Nuestra Promesa Climática como un programa de asistencia técnica y apoyo financiero con recursos específicos para 115 países y así asegurar que para este diciembre 2020 puedan entregar sus renovadas, actualizadas y más ambiciosas Contribuciones Nacionalmente Determinadas. Panamá es uno de estos países.
Trabajamos dando la mano al Gobierno que lidera, pero no es el único responsable, en esta recta final de poder hacer esta aceleración e integración de las promesas climáticas que queden definidas como acciones a concretar, en un corto, mediano y largo plazo, que sean medibles, verificables y que se le asignen los recursos necesarios.
Ahora es el momento de que las promesas climáticas se materialicen y esto incluye al sector privado en áreas como energía sostenible, tanto en el sector eléctrico en energías limpias, como en el de transporte, incluyendo eficiencia energética; cambio de uso de suelos en agricultura para seguridad alimentaria, conservación y manejo sostenible de los bosques, los usos del agua, gestión de la biodiversidad, espacios marino costeros, salud pública, economía circular y asentamientos humanos, esto es comunidades y ciudades sostenibles.
Y no se trata de seguir generando planes y políticas sectoriales que luego quedan solo en el papel, sino de lograr articular y alinear entre los diversos instrumentos como el Plan Estratégico de Gobierno, el Plan Panamá Visión de Estado al 2030, el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación al 2024, la Estrategia Nacional de Biodiversidad y su Plan de Acción, el Plan Nacional Seguridad Hídrica y la Estrategia Forestal Sostenible incluyendo Bosques y Clima las 3 al 2050 y por supuesto en los planes de recuperación por COVID-19 que deben ser verdes e inclusivos.
El sector privado debe por un lado tener sus propias ambiciones climáticas, internalizar acciones y medidas climáticamente inteligentes en su modelo de negocios, que puedan medir y reportar; y adicional debe aportar agilidad en la entrega y nuevos enfoques para la financiación de las metas climáticas y los ODS. De igual forma necesitamos la creatividad e innovación del sector privado para aterrizar soluciones locales que beneficien a todos y a todas, sin dejar a nadie atrás en todos los rincones del país.
Por:
Jessica Young
Gerente Nacional Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de PNUD