Cada día nos enfrentamos a una serie de factores que ponen a prueba nuestra moral y principios éticos, sobre nuestra manera de actuar y dirigirnos frente a la sociedad y en las organizaciones. En la actualidad, vivimos las consecuencias de una pandemia que nos presenta desafíos sin precedentes como sociedad e individuos, impactando también sobre la toma de decisiones dentro de las empresas.
La gestión de la COVID-19 representa un desafío para estados y empresas, en mantener como prioridad a las personas en medio de la crisis que se vive, es así como las empresas y sus líderes entienden que sus esfuerzos deben, más allá de minimizar los riesgos, gestionar los impactos tanto positivos como negativos, internos como externos es fundamental.
La ética empresarial y los valores, inciden directamente en la toma de decisiones de las empresas; al mismo tiempo que, la sociedad ejerce una presión cada vez más constante sobre el Estado y las empresas, a tener que ser más transparentes, éticos y tener valores y principios acorde a sus expectativas, del mismo modo en que esperan que las organizaciones se interesen por el bienestar integral de su personal.
El sector privado tiene la capacidad de adaptarse más rápidamente a las demandas de la sociedad e incidir en el desarrollo de la misma. Cada día son más las empresas que desde su Responsabilidad Social Empresarial (RSE), están implementando buenas prácticas en sus estrategias de negocio, basadas en un comportamiento ético, responsable y humano como punto de partida hacia la sostenibilidad.
De esta manera aportamos, además de estabilidad emocional a los colaboradores y colaboradores, así con las mismas acciones y enfoque sumamos valor y reputación de las empresas, en la medida en que estas tienen un actuar ético, congruente y transparente colocando al ser humano en el centro de su operación, la motivación y el compromiso son mayores y se garantiza un mejor funcionamiento.
Hoy más que nunca, desde los diferentes roles que ejercemos en nuestras organizaciones, debemos promover una gestión que integre a las personas como la base para alcanzar el éxito de un negocio sostenible, que desarrolle a los individuos y sus habilidades, que brinde oportunidades por igual, que contribuya en la eliminación de las brechas de género, que respete los derechos humanos e impulse la construcción de un mundo mejor.
Para ello los Derechos Humanos, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, deben transformarse en los pilares del mundo que construyamos después de la pandemia.
Quiero dar un reconocimiento a nuestra membresía, quienes, a pesar del escenario actual, han mantenido su compromiso con la responsabilidad social siendo solidarios, implementando buenas prácticas y capacitándose de forma resiliente, para recuperarnos juntos, más fuertes y mejor.
Gracias por permitirnos estar ahí con ustedes, acompañándoles y guiándoles en el diseño de sus estrategias para una gestión responsable.»
Por Bruno Basile, director ejecutivo de Sumarse – Pacto Global Panamá, la organización que impulsa la RSE y los 10 Principios del Pacto Global en el país.