Desde el año 1982, cada 29 de abril, se celebra el Día Internacional de la Danza. Surgió tras la sugerencia del maestro ruso Piepor Gusev que tomó el Comité Internacional de Danza del Instituto Internacional de Teatro de la UNESCO, en conmemoración del nacimiento del bailarín y coreógrafo Jean-Georges Noverre.
Esta celebración busca fomentar la importancia del arte y la cultura de esta expresión cultural, que viene de tiempos ancestrales, y que fue cambiando y evolucionando en diversos estilos, desde lo académico a lo cotidiano.
La UNESCO garantiza que el papel de las expresiones culturales se tenga en cuenta en la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos aquellos que se centran en la educación de calidad, las ciudades sostenibles, el medio ambiente, el crecimiento económico, las pautas de consumo y producción sostenibles, las sociedades inclusivas y pacíficas, la igualdad entre géneros y la seguridad alimentaria.
Desde el patrimonio cultural a las industrias culturales creativas, la cultura es facilitador y motor de las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible.
Para hablar de este tema nuestra pluma invitada es Solieh Samudio, Primer Bailarín del Ballet Nacional de Panamá.
La Danza, como una de las más completas ramas del arte, tiene como instrumento el cuerpo, la música como inspiración y el escenario, como una forma de expresión y a la vez, es un medio de comunicación social no verbal, desde sus inicios, con el fin de entretener o reproducir eventos históricos y religiosos.
En este siglo XXI en el que cada día surgen nuevos inventos, ha permitido que la tecnología la tengamos a nuestro alcance, en un compás de puertas abiertas al conocimiento y descubrir lo que en otras ciudades ocurre simultáneamente y mantenernos actualizados de los cambios y eventos. Igualmente ocurre en el mundo de la DANZA.
Este arte en nuestro suelo debe replantearse. Deberíamos llevarlo a un nivel de política cultural, en donde todas las partes en su conjunto tomen participación. Ya que a través de estudios e investigaciones de eminentes profesionales han demostrado de manera científica, (Biológica, química, psíquica) su explicación social y cultural.
Hoy en Panamá, contamos con jóvenes que egresan de la Facultad de Bellas Artes, todos los años, y de otros que viajan a universidades en el extranjero o participan en Compañías de Danzas (Ballet, Contemporáneo o Folklore). Son ellos los primeros transformadores y guías del conocimiento, los que requieren de un espacio en la cartera educativa estatal y particular.
La Danza, en mis años de bailarín me ha permitido conocer el arte tras los bastidores de muchos escenarios del mundo y por ello tener la posibilidad de conocer diversos maestros y coreógrafos. Aunque se hablen en diferentes idiomas, la danza habla uno solo, el lenguaje corporal; el movimiento, el espacio, la técnica, la disciplina, la integración.
Es por ello, que este arte, debe representar una propuesta en el plano educativo, que contribuya en el desarrollo integral del individuo, opta por un rescate a los valores, el reconocimiento de la autoridad, desarrolla destrezas, construye la personalidad, desarrolla una vocación, establece la perseverancia y la disciplina, pero sobre todo permite experimentar la pasión y el amor por lo que hacemos. Indistintamente dónde, cómo o cuál danza se ejecute, es un arte que mueve masas ya que involucra a los padres y familiares, haciendo que el triángulo interactivo tome mayor fuerza por el intercambio entre los tres ejes.
Es notorio que hoy en día se presenta un desconocimiento por nuestras raíces e incluso nuestras historias y muy a pesar de que contamos con bibliotecas o el Internet, aún así, no se da la exploración ni de su entorno, o de la comprensión de su anatomía. Lo que indica que parte del sistema educativo pasa por una falta de potencializar planes que sean cónsonos con el mundo competitivo actual.
La UNESCO (en el 2015) menciona que “el maestro debe proporcionar el espacio que permita potencializar todas las capacidades de los estudiantes, pero de igual manera mantiene la finalidad de hacer ese sujeto en formación, útil y aprovechable para la sociedad”.
A través de la danza hay un intercambio y permite el conocimiento de otros saberes que muchas veces toca otras artes, ciencias o disciplinas. Incluso algunas veces nos permite volver a nuestros primeros años, rememorando actividades recreativas, refuerza las relaciones interpersonales, potencia la memoria, permite el uso de la creatividad y permite un amplio desarrollo personal.
Es necesario mayormente, en estos momentos en que vivimos, donde el individuo pasa horas enteras ante su computadora, se hace necesario que se desarrollen estrategias que logren alcanzar un mejor desarrollo corporal a través de la danza.
Es conocido que antes de la pandemia algunas fundaciones, centros recreativos o Asociaciones dedicaban e invertían en la sana convivencia o en el aporte cultural de los residentes.
En la actualidad existen personas que contribuyen en las redes de manera gratuita, a hacer Folklore con docencias, para que se conserve y salvaguarde las tradiciones, en su esencia y no incurramos en la aculturación o deformación de nuestra herencia. Pero no así en los otros géneros, ya que el ballet como la base de toda danza requiere de posiciones, líneas, técnicas que se deben explicar, observar, y corregir, pero detrás de una pantalla es muy difícil.
La empresa privada, hoy, muy duramente golpeada, ha jugado un papel muy importante en la contribución y transformación de la Danza en Panamá a través de los años, desde Teresa Mann, las profesoras Ileana de Sola (q.e.p.d) y Josefina Nicoletti, Línea y Movimiento, años después, Steps, Pointé, Raisa Gutiérrez (mi mentora), ELAN, Ballet Academy y muchas otras, surgieron como una propuesta para el auge que obtuvo en las últimas décadas. De ellas han egresado muchas de las que hoy forman parte de las filas del Ballet Nacional de Panamá y convertido en la nueva generación de cuerpos docentes. Además, algunas de ellas realizan aportes con funciones didácticas, fundaciones para enseñar a danzar a niños de limitados recursos, incluso contribuyen con materiales (zapatillas, vestuarios, etc). Y algunas son gestores culturales.
Creo que a pesar de todo se podría hacer más, pero dependerá del sistema gubernamental proveer mecanismos para que la danza no se vea clasicista o elitista, si no que pueda llegar a todos, sin distinción, de género, color, religión o raza ya que la misma no es vedada a nadie, alto, bajo, gordo o muy flaco, por que debe ser una experiencia de vida para todos. Claro está, que para el que desee llevarlo a nivel profesional, ya tiene sus pre-requisitos, como en todo. Ahora bien, en otros países se realizan en diferentes empresas, dentro del horario laboral, como actividades recreativas y de salud físico-psíquico, lo que permite que los niveles de estrés del personal disminuyan y a su vez genera una fuente de trabajo.
Gracias a los últimos años, nuestra Compañía Nacional se ha ubicado en la mirada de muchos países latinoamericanos y del viejo mundo, tiempo atrás no sabían ni dónde quedaba Panamá, si no era por nuestra leyenda Roberto “Manos de Piedra” Durán o los “Panama Papers”.
Tenemos un gran reto, ya que regularmente el físico panameño no es de largas extremidades, o de grandes saltos. Para competir internacional, debemos elevar el nivel técnico, exigirnos cada día más, no debemos ser conformes, o sentarnos en nuestra zona de comfort, tal cual como es la vida, siempre nos presenta retos, igual en la danza; debes ser metódico contigo mismo, una buena alimentación (sana), mantener tu físico con horas continuas de entrenamiento, al igual cumplir con tus horas de descanso (como si estuvieras preparando un atleta para correr en las Olimpiadas), es constancia y mucha tenacidad, pero sobretodo meterle, alma, vida y corazón.
Ser bailarín no es solo decir: “yo bailo” debes escuchar la música y dejarla que se mezcle con tu ADN, conocer tu cuerpo con sus defectos y virtudes, tener bien puestos los pies en la tierra (el escenario), conocer a tu partner o compañeros de baile, tener muy buena memoria, moverte en tus sueños, el intercambio de conocimientos, pero sobre todo la fortaleza que te da tu fe, que te permite creer que todo lo que amas y haces puede ser posible.
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Foto de rostro por: Shaddai-Alym Samudio
Fotos de baile: Gustavo Barrios