Todos tuvimos un docente que cambió nuestras Vidas

El 1 de diciembre de cada año se celebra el Día del Maestro, una fecha que tiene el objetivo de resaltar el trabajo de cada uno de los educadores y las educadoras.

Se trata de un día muy especial para todos los maestros/as y profesores/as del país, quienes asumen la responsabilidad y el compromiso de enseñar.

Nuestra pluma invitada para abordar el tema Johel Heraclio Batista Cárdenas, Presidente de Fundación Ayudinga, una organización sin fines de lucro con el compromiso de brindar experiencia de aprendizaje libre, gratuita, inclusiva y humana. Ofrecen cursos de matemáticas, física, química y biología, con los recursos necesarios para que la educación de los participantes se lo más completa posible y podrás acceder desde cualquier parte del mundo gracias a la tecnología online.

Muchas son las cosas que podemos hablar sobre nuestro Sistema Educativo actual, algunos datos que son históricos y a la vez hechos fehacientes son que este data de hace 300 años en el contexto de la Primera Revolución Industrial, en el que las industrias, los gobiernos y los empresarios de la época acuden a las congregaciones religiosas, quiénes eran las que controlaban todo el proceso educativo.

Es que, en el Antiguo Imperio Prusiano, cuna de todo el proceso de la Primera Revolución Industrial, que implicó el paso de lo artesanal a lo mecánico e industrializado, es que se comienza a gestar el nuevo sistema educativo que va a emular los procesos que se dan dentro de una fábrica, es decir una cadena lineal de eventos a través de la cual se constituye lo que hoy en día se conocen como las escuelas, con sus respectivos niveles y grados, mediante los cuales entra el estudiante al sistema educativo desde muy joven y sale de él, habiendo atravesado por una serie específica de procesos, por los que se transforma a los requerimientos específicos del mercado.

El imperativo moral que tenemos como sociedad, es que no se puede seguir perpetuando un modelo educativo en el que se fomente la injusticia social, donde históricamente aquellos que tengan acceso a los recursos económicos, han tenido acceso a una mejor educación, ya que no podemos que dejar que las condiciones socioeconómicas en las que nace un estudiante determinen la calidad de educación que este recibe.

Empero, en este momento quiero romper la barrera de la cuarta pared letras a nivel digital, dejando de hablar de manera institucional y comenzando a hablar a título de Johel Heraclio Batista Cárdenas. Y es que todos tenemos a un docente que nos cambia la vida, que nos hace ver el mundo desde otra perspectiva y nos hace recuperar la pasión por aprender, soñar con nuevos mundos, explorar nuestras capacidades y darnos cuentas de que sí somos capaces, que un mundo mejor es posible si trabajamos duro y luchamos por nuestros ideales.

En mi caso, lo descubrí a muy temprana edad, un joven profesor de Química del Colegio de La Salle, el cual mis padres con mucho esfuerzo, trabajo y dedicación trabajaron hasta el último día para poder pagarlo; quiero hablar de mi profesor de Química, Saday Zapata.

Si nos vamos al marco de la enseñanza tradicional, es una persona que rompía todos los esquemas y paradigmas tradicionales, muchas veces considerado como “poco ortodoxo” e incluso “hasta poco riguroso”, pero no solamente mantenía la rigurosidad intrínseca al estudio de cualquiera de estas materias científicas, sino que siempre buscaba abrirle la mente a los estudiantes para que pudiesen ver más allá de una fórmula, un libro o un conjunto de problemas que tienen que resolver.

Un profesor cambia vidas, de hecho, cambió y salvó la mía. Pocas fueron las personas que en un principio creyeron en Ayudinga, mucho fue el bullying, muchos fueron los momentos en los que sentí que nada valía la pena y todo debía no seguir, ya que no tenía las fuerzas para hacerlo; pero irrumpe una persona en mi vida, que en complicidad de otras, me dan las fuerzas y la energía vital que necesito para poder seguir haciendo mi trabajo, para saber que enseñar puede ser diferente, para saber que todos merecemos a alguien que nos guie y oriente en la vida como personas y que tenga un ideal de transformar el mundo a través de la educación, mucho más grande que el ego propio que nos carcome como sociedad.

Un gran docente salva vidas, forjas ideales, te permite ver el mundo como una esfera y analizar sus infinitas aristas, ya que te da las herramientas necesarias para que tu mismo puedas crear tus propios juicios de valor sobre las cosas; no impone sus ideales, sino que te ayuda a construir el tuyo con base en argumentos e ideas.

Hoy, gracias a esta persona y muchas otras más, viniendo de una familia en la que mis abuelos paternos y maternos fueron docentes, estoy más convencido que nunca que esa es mi misión en esta vida, porque tuve un docente que me cambió la vida y me hizo aprender a amar la enseñanza, amar el conocimiento, pero, sobre todo, a querer ayudar a los demás.

Estoy convencido de que la Educación es el arma más poderosa que tiene un pueblo para evitar sumergirnos en el marasmo de la ignorancia supina.

Ya que al final somos eso, ¿No? Gente Ayudando Gente que lucha cada día más por hacer cumplir la meta final de conseguir una Educación de Calidad, libre, gratuita, inclusiva y humana para todos.

Todos tenemos o tuvimos un gran docente que nos cambió la vida, la pregunta es: ¿Quién es el tuyo? Feliz día del maestro, Prof. Saday Zapata, hoy en día soy una mejor persona gracias a usted, hoy en día vivo haciendo lo que amo, gracias a que usted me enseñó a amar y vivir las ciencias con cada partícula de mi ser.

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