Una agenda de desarrollo global con una mirada de género: a 25 años de la Plataforma de Acción de Beijing

Foto: ONU Mujeres

Los desafíos para lograr de forma decisiva la igualdad de género en el planeta siguen estando presentes hoy día y estos desafíos se hacen cada vez más complejos, en medio de la pandemia que atraviesa la humanidad.

Los países han tomado muchas acciones para seguir avanzando hacia la construcción de sociedades más justas y equitativas. Sin embargo, aún queda un largo trayecto para su logro definitivo. Esto será imposible si la mitad de la población no se incorpora de forma plena al desarrollo,  siendo este un requisito inicial de las acciones encaminadas a reducir las desigualdades sociales y económicas.

Los avances para la  protección de los derechos de las mujeres han tenido un recorrido vasto y extenso, pero a su vez matizados de muchas violaciones a sus derechos y luchas para alcanzar la mayoría de sus reivindicaciones. Diversos sectores han posicionado, en diferentes espacios internacionales y nacionales, la urgencia de seguir impulsando acciones encaminadas hacia el logro de la igualdad de género, como la única vía para avanzar hacia un verdadero desarrollo social.  Es por ello que en este mes celebramos los 25 años desde que la Declaración y  Plataforma de Acción de Beijing en donde se estableció la hoja de ruta de orientación mundial para la lucha contra  los obstáculos al empoderamiento de las mujeres y las niñas. Todavía hay que eliminar las principales barreras que restringen el ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres, hecho que limita avanzar hacia un verdadero desarrollo humano sostenible y el logro de una  plena democracia.

En la sociedad aún prevalecen obstáculos vinculados a las legislaciones y a la cultura, que se ven traducidas en una subvaloración de la participación de las mujeres en diferentes escenarios, tales como: la  participación de la mujer en la esfera productiva con menor participación en los puestos de toma de decisiones;   una carga importante en la economía del cuidado, la cual tampoco es reconocida y valorada;  con brechas salariales profundas en diversas actividades económicas y la permanencia de uno de los más grandes flagelos sociales -la violencia basada en género- y su forma más extrema, el femicidio, vulnerando así derechos fundamentales.

Es necesario retornar a la agenda consensuada y establecida en la Plataforma de Acción y además  acelerar los esfuerzos mancomunados de todos los sectores para la consecución de la Agenda 2030, atendiendo los grandes retos sociales, económicos, culturales, ambientales y políticos y que sin lugar a duda, requerirá, que la participación de la mujer sea reconocida como vital para contribuir con todo su potencial al desarrollo.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus metas al  2030, marcan un momento decisivo de transformación en el  ámbito económico,  social y ambiental, los cuales buscan el logro de  un mayor bienestar y sostenibilidad del planeta.  Crear un mundo más sostenible, inclusivo y pacífico impone la necesidad de nuevos liderazgos, nuevos contextos y cambios de paradigmas en todos los sectores, tanto privado como público.

La pandemia del Covid-19 es una de las mayores crisis por la que transita la humanidad y se proyecta como uno de los hitos con grandes secuelas en los niveles sanitarios, económicos y sociales y con gran probabilidad que haga retroceder y limite los avances alcanzados. La magnitud de los impactos se ha ido midiendo de forma progresiva pero no será hasta el final de esta, que se podrá realmente dimensionar los impactos permanentes en todas las esferas.

Las consecuencias y la profundidad de la crisis afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres, por lo que se requiere comprender que como sociedad estamos en el momento decisivo para generar los cambios estructurales a nivel tanto de las estrategias de sostenibilidad del sector empresarial como de las políticas de inclusión social  con una perspectiva de género y derechos humanos en torno a la crisis existente.

Esta crisis humanitaria y sus impactos en  la sociedad convocan a que cada uno de los sectores ponga al ser humano en el centro de la agenda  y  de sus  estrategias. Es el momento de actuar utilizando la ciencia y el conocimiento poniéndolos al servicio de la sociedad incluso si aspiramos, no solo a reducir las brechas existentes, sino a girar el timón para reducir la profundidad de las desigualdades existentes. Si hay un momento en la historia de la humanidad donde  debemos unirnos en solidaridad y cooperación de todos, es ahora. Toda crisis trae consigo oportunidades para poner en la agenda de la recuperación las mejores decisiones, la cual deberá traducirse en acciones puntuales que el sector empresarial, sociedad civil, academia y sector público articulen,  no solo para acelerar los esfuerzos hacia el logro de los objetivos de desarrollo sostenible, sino para romper con las barreras que limitan la participación de la mujer en todos los escenarios de la vida cotidiana.

Hagamos todos los esfuerzos para que las presentes y futuras generaciones no solo puedan vivir en un  mundo mejor sino que aprovechemos la oportunidad de dirigir todas las acciones,  para que la evidencia científica nos acompañe en la toma de  las mejores decisiones  para beneficio de  toda  la humanidad.

 

 

 

 

 

Por Markova Concepción Jaramillo

Ex Ministra de Desarrollo Social

Embajadora,

Representante Permanente de Panamá ante las Naciones Unidas