Por: Pablo del Arco, Director América – Valora Consultores.
Hace dos años, la aprobación del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, insuflaba prioridad a los esfuerzos globales para detener la degradación de la naturaleza, incluyendo un llamado a que se facilitasen los flujos financieros en favor de la conservación y una activa participación de gobiernos, empresas y sociedad civil, incluyendo las comunidades locales e indígenas.
Hace escasamente unos días, acontecía la COP16 en Cali, clave por tratarse de la primera conferencia posterior a la adopción del Marco Global, suscrito por 196 países. Entre el 21 de octubre y 1 de noviembre se abordaron los grandes retos para cumplir el objetivo de éste, especialmente para su implementación efectiva. El resultado, agridulce, algunos acuerdos, pero quedó sin resolver el aspecto de la financiación internacional.
A continuación, los principales temas abordados y acuerdos alcanzados:
- Creación de un organismo permanente para que las comunidades indígenas y locales participen de las decisiones con voz y voto. Se reconoció además el rol de las comunidades afrodescendientes en la protección de la biodiversidad. También se aprobó el programa de trabajo para pueblos indígenas y comunidades locales hasta el 2030, para asegurar su inclusión en los esfuerzos de conservación de la biodiversidad.
- Fijación del pago por parte de las empresas que utilicen Información de Secuencia Digital (DSI) de recursos genéticos de biodiversidad en sus productos (ej. industria farmacéutica, cosmética, otras). Irán al constituido Fondo de Cali, cuotas por empresa el 0,1% de sus ingresos o el 1% de sus ganancias. De esta manera, los recursos genéticos serán compartidos con los países de origen. El mecanismo no es obligatorio, sujeto a la decisión de cada país. 50% del fondo se asignará a los pueblos indígenas y las comunidades locales, ya sea directamente o a través de los gobiernos.
- Acuerdo para identificar y proteger las áreas marinas de importancia ecológica en aguas internacionales, respetando los derechos y jurisdicciones de los Estados.
- Adopción del Marco de Evaluación y Seguimiento, con una serie de indicadores y fuentes de información bastante amplias. Permitirán el monitoreo del progreso en el cumplimiento de las 23 metas.
- Reconocimiento de que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son crisis interdependientes, que deben ser confrontadas de forma coordinada. Creación de un grupo de trabajo conjunto de los tres convenios de Río, que presentará sus conclusiones antes de la COP17 de biodiversidad en Armenia.
Los grandes asuntos pendientes:
- Qué recursos financieros se van a movilizar y cómo se van a administrar. En conferencia previa, se había fijado que sería inicialmente el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), pero existen hoy dos posiciones. Quienes abogan por que así sea (principalmente los países desarrollados) y quienes buscan la creación de un nuevo fondo, en que se garantice una gobernanza más equilibrada. De igual manera no se avanzó en hacer vinculantes las aportaciones de los países.
- La fijación de compromisos de acción por los gobiernos, a través de las Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAP). Era requisito previo a la COP16 y sólo se han presentado 44.
Las dificultades en la toma de decisiones, por las diferencias políticas y las acciones de cabildeo, quedaron de manifiesto en que se prolongaran las sesiones de la Conferencia hasta el sábado 2, teniendo que suspenderse finalmente por falta de quorum. Los acuerdos adoptados quedan establecidos, pero la Conferencia no pudo cerrarse. Sin una señal clara sobre el financiamiento, los siguientes pasos se ponen cuesta arriba.