Cada 5 de junio, el mundo se une en torno al Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha impulsada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para visibilizar los principales desafíos ambientales de nuestro tiempo. En 2025, el lema nos convoca a tomar acción concreta: “Poner fin a la contaminación por plásticos”.
Este llamado busca fomentar la educación, la reflexión crítica y la acción colectiva. El plástico, si bien ha sido clave en avances científicos, médicos y tecnológicos, también se ha convertido en una de las mayores amenazas ambientales cuando su uso es desmedido y su gestión inadecuada. Cada año se generan más de 430 millones de toneladas de plástico, y una gran parte termina como residuo tras un solo uso.
Desde Sumarse, reconocemos que este desafío es también una oportunidad para que las organizaciones y la ciudadanía reconsideren sus decisiones de consumo y producción, y promuevan soluciones sostenibles basadas en los principios de la economía circular: reducir, reutilizar, rediseñar y reciclar.
La sostenibilidad requiere del compromiso del sector privado para acelerar la transformación hacia modelos más responsables. Algunas acciones que pueden emprender desde sus operaciones y cultura organizacional incluyen:
- Revisión de procesos de empaque y distribución, sustituyendo materiales plásticos por opciones biodegradables o reutilizables.
- Fomento de campañas internas de concienciación sobre reducción de plásticos en oficinas, plantas y puntos de venta.
- Aliarse con startups o emprendimientos circulares que desarrollen alternativas sostenibles al plástico.
- Impulsar programas de educación ambiental en comunidades y centros escolares, apoyando actividades creativas y pedagógicas.
Estas dinámicas no sólo educan, sino que fortalecen valores de corresponsabilidad, colaboración e innovación. Y pueden inspirar también al sector privado a replicar formatos similares con sus colaboradores o en sus programas de voluntariado corporativo.
El Día Mundial del Medio Ambiente nos recuerda que cada decisión cuenta. Optar por una botella reutilizable, rediseñar productos con menor huella ambiental o simplemente educar desde el ejemplo, son pasos hacia un planeta más resiliente.
Erradicar la contaminación por plásticos no es solo una meta ambiental: es un compromiso con las generaciones futuras.