Este domingo se celebra el Día del Padre y en este marco abordamos el tema de la paternidad corresponsable y cómo el rol activo de los padres en la familia deja una enorme contribución a diversos aspectos personales, familiares y a nivel de sociedad.
La corresponsabilidad, se refiere a la distribución equilibrada, equitativa y funcional de la planificación, la organización y la realización de las tareas domésticas, del cuidado de menores y de personas dependientes, de los espacios de educación y del trabajo remunerado.
Los beneficios de lograr este equilibrio en las familias es enorme, para profundizar sobre el tema contamos con Carlos Smith, Psicólogo Clínico, Miembro de Colectivo Masculinidad por Equidad.
Hace algunos años fui invitado a realizar un proceso de reflexión en torno a las masculinidades con un grupo de adolescentes privados de su libertad. La premisa era simple: al margen de la exclusión y las violencias estructurales que sufrieron estos muchachos, existe una relación muy estrecha entre las conductas de dominación y violencia que en algún momento ejercieron, con los modelos más rígidos y hegemónicos de la masculinidad.
Me sorprendió escuchar de esos muchachos, en su mayoría víctimas de distintos tipos de abandono, condenados a vivir durante muchos años en condiciones de hacinamiento, con escasas oportunidades educativas o de recibir programas efectivos de resocialización y reinserción, la voluntad de aferrarse a un valor superior: ser buenos padres para sus hijos e hijas.
Muchos de estos chicos ya eran padres, y veían en el ejercicio de la paternidad una de las principales motivaciones para dar un cambio en la dirección de sus vidas. Porque al fin de cuentas, la paternidad nos da a los hombres, independientemente de nuestras condiciones, la oportunidad de cuidar, de amar, de sentir y de reparar nuestras propias experiencias tempranas, a través del cuidado de nuestros hijos e hijas, sean estos biológicos o no.
Hoy, más padres abrazan estilos de paternidad distintos al que se desprende del modelo hegemónico o tradicional de la masculinidad: el de un padre encargado de proveer, de controlar y de mostrar autoridad.
En su lugar, más hombres buscan activamente ejercer una paternidad restaurativa: una relación cercana y satisfactoria con sus hijos, en la que se conjugan el afecto, el apoyo, límites saludables, y altas expectativas.
Y es que el ejercicio de las paternidades comprometidas tiene un efecto en todas las personas involucradas en la experiencia de crianza:
- En los mismos hombres, genera reportes de mayor plenitud y satisfacción con la experiencia subjetiva de la paternidad; además, genera actitudes preventivas que mejoran su salud física y mental.
- En los niños y niñas, genera mayor estabilidad emocional, menor expresión de conductas explosivas, previene la aparición de problemas conductuales en la niñez y adolescencia, y mejores resultados académicos.
- En las madres, menor sensación de sobrecarga, mejor relación de pareja, reducción de la frecuencia e intensidad de las discusiones, y mayor sensación de satisfacción con el ejercicio de la maternidad. Si los progenitores se encuentran separados, también es posible identificar mejor relación y comunicación cuando los padres son corresponsables en la crianza de los niños y niñas.
Pese a los beneficios que para los niños y niñas, para las sociedades y para los mismos hombres trae consigo la implicación de estos en el ejercicio corresponsable de la paternidad, y a pesar del deseo manifiesto de los hombres de ser mejores padres, en la actualidad la división del trabajo de cuidado dista mucho de ser paritaria.
A nivel global, y según las estimaciones de la OIT (2018), las mujeres dedican el triple del tiempo que dedican los hombres a tareas de cuidado.
En Panamá, aunque no existe toda la data actualizada necesaria, sabemos que las mujeres dedican en promedio casi el doble del tiempo que los hombres a las tareas de cuidado de niños, niñas y adolescentes (INEC, 2011).
Esta ya desigual participación de los hombres en las tareas de cuidado se agravó con la llegada de la pandemia por el COVID-19. Según los resultados de la Encuesta CIEPS de Ciudadanía y derechos (2019), el 70.6% de las mujeres encuestadas, independientemente de si realizaban o no trabajo remunerado, afirmaron encargarse en mayor o total proporción de este tipo de trabajo.
Por otro lado, la poca implicación de los hombres en las tareas de cuidado no solo impacta en las posibilidades reales de desatar el enorme potencial que trae consigo el ejercicio de las paternidades, sino que además representa un enorme desafío para lograr la igualdad de género.
Según la Dra. Nelva Araúz Reyes (2020), la poco implicación y corresponsabilidad de los varones en las actividades de cuidado limita las posibilidades reales de que las mujeres logren insertarse en la actividad económica remunerada, aumenta la dependencia económica y la vulnerabilidad a sufrir violencia, impacta en el deterioro de la salud física y mental, y reproduce estereotipos rígidos de género, que siguen replicando y profundizando la desigualdad.
En Panamá, existen importantes desafíos de cara a fortalecer, promover y facilitar la corresponsabilidad de los hombres en la crianza. Uno de ellos es la resistencia a crear licencias de paternidad que permitan una implicación real en las tareas de cuidado (en la actualidad 3 días, frente a las 14 semanas de las mujeres), y que debe decirse, encuentra resonancia en sectores empresariales que no logran entender el beneficio y potencial que para sus empresas, y para la sociedad, tendría el gozar de colaboradores más vinculados al ejercicio de la paternidad.
Frente a este escenario es también importante resaltar la visión de empresas como +Móvil, Morgan y Morgan, Sanofi, Fundación Ciudad del Saber, entre otras, que han encontrado en la generación de estrategias de promoción de la corresponsabilidad (incluyendo licencias ampliadas de paternidad), una vía para fortalecer la igualdad de género dentro de sus empresas y en las comunidades donde operan.
Mismo reconocimiento deben recibir las empresas afiliadas al programa Avancemos de SUMARSE, que a través de talleres vivenciales y procesos de formación, ofrecen espacios y alternativas a sus colaboradores para repensar el ejercicio de una masculinidad enmarcada en valores de igualdad, no violencia, cooperación y cuidado.
A nivel individual, y como todo en las masculinidades, desatar el potencial y bienestar que el ejercicio de las paternidades trae consigo requiere la renuncia a privilegios patriarcales: abandonar la licencia en relación a tareas de cuidado que socialmente se nos ha dado, y que limita nuestra responsabilidad a la provisión económica.
Una paternidad transformadora requiere de presencia física y emocional, de vinculación afectiva, de participación igualitaria en la crianza, incluyendo las actividades sociales y académicas de los hijos e hijas, del modelaje de prácticas y hábitos saludables, de ser ejemplo de regulación y gestión emocional no violenta, de contribución y responsabilidad financiera y de la organización del hogar desde modelos cooperativos.
A los padres que se atreven a descubrir con valor y vulnerabilidad el enorme potencial restaurativo que el ejercicio de la paternidad trae consigo, muy feliz día del padre.
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Fuentes:
- Araúz Reyes, Nelva (2020). La desigualdad vista desde la economía de los cuidados en Panamá
- INEC (2011). Encuesta de Uso del Tiempo.
- López Ramos, Ana (2021). Paternidades Corresponsables. Un acercamiento a las nuevas masculinidades.
- OIT (2018). El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente
- Programa Regional Spotlight para América Latina. (2020). Masculinidades, igualdad de género y COVID-19.