
El 13 de octubre es el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres y representa una oportunidad para reconocer los avances logrados hacia la prevención y la reducción del riesgo de desastres y de la pérdida de vidas, medios de sustento, economías e infraestructura básica, de conformidad con el acuerdo internacional para reducir el riesgo de desastres y las pérdidas globales.
En 2022, el Día Internacional se centró en incrementar considerablemente la disponibilidad de los sistemas de alerta temprana sobre amenazas múltiples y de la información y las evaluaciones sobre el riesgo de desastres transmitidas a las personas, y el acceso a ellos, para 2030″. Así lo destaca la ONU en su página web.
En 2021:
- se dieron 432 catástrofes relacionadas a amenazas naturales.
- se calcula que los daños económicos ascendieron a 252.000 millones de dólares.
- el 40 % de los desastres ocurrieron en Asia.
- el 44 % de los desastres estuvieron relacionados con inundaciones.
Para abordar el tema, tenemos como pluma invitada a Jose Donderis, fundador y CEO de Disaster Relief Panama.
Cuando hablamos de Prevención y Riesgo a Desastres nos referimos a todas las acciones, de mitigación y anticipación para evitar, reducir, eliminar o evitar el riesgo a emergencias o desastres.
La Prevención Integral para la Reducción de Riesgos a Desastres y las acciones Prevención son las acciones tempranas, también conocida como acción anticipatoria o acción basada en estudios y pronósticos, significa tomar medidas para proteger a las personas con acciones de capacitación, organización antes de que ocurra un desastre y poder brindar información para el desarrollo de alertas alertas tempranas y pronósticos públicos, sobre escenarios adversos esperados según la exposición a una amenaza.
En Panamá hemos logrado avances importantes en materia de Reducción de Riesgos a Desastres, desde el 2010 y se establecieron Plataformas Nacionales en este tema, hoy observamos con beneplácito el desarrollo del Gabinete de Gobierno Gestión de Riesgos, no obstante, la pregunta es cuan rápido estamos respondiendo a las necesidades de Gestión de Riesgo del país.
Las acciones actuales en Panamá nos llevan a grandes desafíos que también son globales referentes al Marco de Sendai 2015 – 2030, la Prioridad tanto de este Marco de gestión vigente como también el de Hyogo, colocan la Prioridad en la Comprensión del Riesgo, ya que si este se conoce habrá conciencia y análisis de priorizar la inversión en la fase preventiva, educativa, financiera en los organismos de los Estados y Gobiernos Locales.
Siendo este el mayor desafío actual, los temas de ordenamiento territorial y su balance con el equilibrio ambiental y la sostenibilidad esta llevando vertiginosamente a comunidades a ser mas vulnerables aun existiendo conceptos como resiliencia y preparación que van ligados a la anticipación hoy están y van muy vinculados a responder a emergencias y no a observar las causas raíz o génesis de la Reducción Integral para la Reducción de Riesgos a Desastres y esto genera vulnerabilidad en vez de optar por estrategias que reduzcan, mitiguen o eliminen las causas, nos hemos vuelto un sistema clientelista de respuesta a emergencias y una logística humanitaria que se vende como una solución, que es totalmente temporal y una espiral en crecimiento por la vulnerabilidad política, la falta de institucionalidad y la carencia de acciones integrales que investiguen, intervengan el riesgo y reduzcan su frecuencia o intensidad.
Sin duda nuestro país y la región no escapan a esto pues solo con ver las asignaciones presupuestarias y adolecer de estrategias en los gobiernos locales, nos indica claramente que seguimos el mismo patrón repetitivo, sin mencionar factores como el cambio climático, la curva de afectación y pérdidas de vidas a nivel global, regional y nacional esta en aumento y no se ha detenido cuando observas indicadores de gestión.
Referente a la información sobre la reducción y prevención de riesgos a desastres y de conocer como actuar en casos de desastres podría indicar que el acceso a ella esta en 1 de cada 10 Panameños y esto obedece a que estos temas son vistos mas como moda que como una estrategia de seguridad colectiva y protección civil frente a eventos adversos es muy claro y hoy conocemos que cada Balboa invertido reduce 7 veces el balboas que se invierte en responder a desastres o emergencias en Panamá y el mundo.
Debemos frente a los escenarios futuros lograr que toda la información sobre este tema sea compartida y distribuida en todos los niveles de la sociedad, y desarrollar planes familiares, Empresariales entre otros.
El Informe de Evaluación Global 2022, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), desde mi punto de vista esto se resume a que:
- Sufriremos más de una catástrofe diaria si no reducimos el riesgo
- El mundo necesita hacer más para incorporar el riesgo de desastres en la forma en que vivimos, construimos e invertimos, ya que está llevando a la humanidad a una espiral de autodestrucción
- Las catástrofes pueden prevenirse, pero solo si los países invierten el tiempo y los recursos necesarios para comprender y reducir sus riesgos
El Ignorar los Riesgos es un pecado Capital frente a los más vulnerables, para mi este es la conclusión más palpable de esa percepción errónea del riesgo basada en el «optimismo, la subestimación y la invencibilidad», que conduce a decisiones políticas, financieras y de desarrollo que agravan las vulnerabilidades existentes y ponen a las personas en peligro.
Los esfuerzos de la COP26 (Cumbre Global de Ambiente) indica caramente el aumento de eventos extremos en el Mundo, la Región y Panamá. No podemos olvidar a los Huracanes OTTO, ETH>A e IOTA u por último Julia, cada vez percepción errónea del riesgo basada en el «optimismo, la subestimación y la invencibilidad», que conduce a decisiones políticas, financieras y de desarrollo que agravan las vulnerabilidades existentes y ponen a las personas en peligro cerca de nosotros y generando afectaciones directas e indirectas sobre Panamá.
Sin duda la proyección del informe de Evaluación Global 2022 prevé que el número de catástrofes alcance los 560 al año (o 1,5 desastres al día) para 2030, y no escapa los indicadores en aumento en el mundo que claramente evidencia una necesidad urgente de girar 180 grados cuando menciona que en los últimos 20 años se produjeron entre 350 y 500 desastres de mediana y gran escala cada año.
Nuestro problema, o los más grandes están vinculados en algunos sectores de tomadores de decisiones para mi es que no estamos realizando una estrategia vinculada a la reducción de riesgos a desastres, si no que estamos apostando a estrategias financieras de desarrollo con política que no valora o ignora los riesgos y después en la respuesta a emergencia se vuelve clientelista y politiquera sin darnos cuenta los costos, la insostenibilidad de un sistema y la vulnerabilidad que estamos construyendo o desarrollando hasta un punto de quiebre cuando e genere un gran desastre y queremos culpar a la naturaleza, como siempre se ha denominado, pienso y creo que esto ha llevado claramente a definir en decir que “Los Desastres No Son Naturales, que son producto de el mal desarrollo y las variables no controladas.”
Por ello tanto el riesgo como los desastres son construcciones sociales. No son sucesos de la naturaleza ni castigos divinos contra los que no podemos combatir. Los desastres son problemas aún no resueltos del desarrollo sobre los que debemos trabajar. Entonces, cuando se origina un desastre, queda en evidencia la deuda política y social de la cual debemos hacernos cargo. Es a través de las políticas públicas donde podemos prevenir estos escenarios.
Las políticas públicas de desarrollo urbano, las políticas económicas inclusivas y los programas sociales pueden reducir la vulnerabilidad de las comunidades. Por ejemplo, la urbanización acelerada y sin planificación conlleva la localización de una gran cantidad de personas en condición de pobreza y exclusión social en lugares inseguros, creando permanentemente nuevos escenarios de riesgo.
Es importante asimilar que la naturaleza no castiga y que los desastres no son eventos imposibles de prevenir y manejar. Siempre hay que tener en cuenta que la principal causa de estos desastres es la desigualdad estructural de un sistema económico que no es equitativo. Entonces no hay un fatalismo predeterminado. Por el contrario, la dimensión de los impactos es responsabilidad de la gobernanza.
Las mujeres y las niñas no son solamente víctimas de desastres y crisis, sino agentes activos de cambio.
Con respecto a los grupos vulnerables, la probabilidad de que las mujeres y los niños mueran a consecuencia de un desastre es hasta 14 veces mayor que la de los hombres y el 60 por ciento de las muertes maternas y el 53 por ciento de las de los menores de 5 años que son prevenibles se producen o en desastres naturales o en conflictos, según datos de la Organización de Naciones Unidas.
Es por ello que el enfoque de Gestión Integral para la Reducción de Riesgos a Desastres no solo debe tenerlos en su óptica de afectados o grupos vulnerables sino en el de agente de cambio desde su eje.
Los programas que sean sensibles a al género deben contribuir a cuestionar los prejuicios más arraigados hacia las mujeres. Por el contrario, si las mujeres y las niñas se quedan fuera de la planificación para casos de desastre o de las medidas de reducción de riesgos, se estará desaprovechando su talento, habilidades y conocimientos y será menos probable lograr sociedades más equitativas.
La importancia hoy del rol de la mujer las niñas y niños es importante ya que la experiencia en desastres o experiencias post desastres en el mundo indican que la recuperación post desastres se basa en la familia donde la mujer toma un rol mas que importante en esta organización.
Los fenómenos climáticos extremos ocupan el segundo lugar entre los principales riesgos que más preocupan a expertos, empresarios, gobiernos y sociedad en general, según el último Informe de Riesgos Globales 2022 del Foro Económico Mundial.
Cabe destacar que, la articulación del sector privado es la base de la respuesta a una necesidad clara de la Gestión Integral de Riesgos y fundamental en la respuesta y recuperación organizada y planificada post desastres, al igual que en el proceso de desarrollo bien constituido y ejecutado de las ciudades y países
El sector privado se está convirtiendo en un socio cada vez más importante en el campo de la reducción del riesgo de los desastres y la ayuda humanitaria. El establecimiento de asociaciones con la comunidad de negocios o con fundaciones o individuos del sector privado, puede beneficiar tanto el desarrollo como la ayuda humanitaria. El desarrollo de asociaciones fuertes toma tiempo y esfuerzo y las relaciones más exitosas son aquellas en las que ambos socios llenan brechas preexistentes o aportan habilidades complementarias a la situación.
El sector privado ha contribuido al manejo de desastres en diferentes formas. Ha apoyado las operaciones de respuesta a los desastres, al proveer con su experiencia teórica y práctica a las ONG y al Sistema de las Naciones Unidas, este sector para nuestro país debe ser fortalecido y de seguro seria una gran alianza donde el así ganaría y todos los sectores se beneficiarían.
En esa misma medida, requerimos de una institucionalidad fuerte, académica, que fortalezca la gestión científica, que aporte las herramientas para el establecimiento de una planificación política de largo plazo, es por ello que la mayor vulnerabilidad y riesgo país es el cambio quinquenal de las agencias que deben liderar procesos con indicadores claros en largos periodos por ejemplo 10 años o más, cada quinquenio tenemos agendas político partidistas de gobiernos y no agendas de Estado claras y definidas y que sean apoyadas por normativas que nos lleven a un desarrollo cualitativo y cuantitativo de la gestión pública de los países.
La Gestión de Riesgos opera sobre eventos adversos y la evaluación del desarrollo y los escenarios, que pueden causar daño o afectaciones, y esta funciona previendo impactos.
En la actualidad el desarrollo y sin tomar en cuenta los factores del riesgo crean espacios y vulnerabilidad si no se considera, hoy el cambio climático es un nuevo desafío y sumando las vulnerables sistemáticas de gobiernos quinquenales profundizan esta vulnerabilidad al no existir una agenda clara y comprometido en ello en el tiempo.
Debemos tener una sola agenda Ambiental, Gestión de Riesgos frente al desarrollo la integración de métodos a una sociedad debe ser llevada en términos territoriales, aunque los objetivos sean distintos, es muy claro estamos gastando recursos y mecanismos, llevando dos o mas agendas.
La definición de riesgo siempre será negativa en su concepto por no ser entendida o comprendida y no es vista como una oportunidad de cambiar un desarrollo para ser más seguro, sostenible e integral.
El desafío sigue siendo el mismo la comprensión del riesgo y debe ser la prioridad para lograr la gestión correctiva y prospectiva del ambiente y desarrollo, nadie actúa frente a algo a menos que exista un convencimiento y transmisión de conocimiento con las capacidades y recursos para llevar este mensaje a todos los sectores, pero sin asignación de recursos es casi imposible y de allí la necesidad de políticas muy claras en invertir en ello.
El futuro de nuestro país nos depara grandes paradigmas, seguir en la reacción logística y rescate humanitaria o la de responder a las emergencias que es muy bien vendida en cada gobierno o trabajar una sola agenda integral de Riesgos, Ambiente y Desarrollo, que analice amenazas y vulnerabilidades y realice gestión correctiva y prospectiva y sobre todo que eduque a la población y le brinde las capacidades para actuar en el antes con grandes esfuerzos que reduzcan el riesgo por ende de eventos cada vez mas intensos por solo ver la respuesta como un brazo de marketing y no de solución de los problemas que hoy aquejan a las comunidades ,as vulnerables de un país o la región.
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