Foto por: Angiola Harry on Unsplash
Cada 19 de octubre se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, en pro de sensibilizar y concienciar a las mujeres de todo el mundo, sobre la importancia de realizarse un examen de mamas regularmente, con la finalidad de detectar cualquier signo o anomalía.
La fecha fue impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para promover el diagnóstico temprano del cáncer de mama, así como, incrementar el acceso de la población femenina a los controles y tratamientos oportunos de esta enfermedad.
Se estima que 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida y esta es la razón principal de porque las mujeres deben realizarse una evaluación regularmente de sus senos.
Para profundizar sobre el tema nos acompaña como pluma invitada a Ivonne M. Rodríguez Díaz, periodista y sobreviviente de cáncer.
Con el mes de octubre iniciaron todas las campañas de las cintas celeste y rosada que tienen como objetivo sensibilizar a la población sobre el cáncer de mama y próstata, así como, la importancia de la prevención temprana a través de la realización de pruebas periódicas o el autoexamen. ¿Por qué? Las cifras de incidencia de este tipo de cáncer van en aumento y representan una amenaza concreta a la vida de las personas, una potencial crisis para la salud pública y el desarrollo sostenible de los países.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en nuestro continente el cáncer de mama es el que afecta más comúnmente a las mujeres. Se estima que más de 462,000 mujeres son diagnosticadas y aproximadamente 100,000 mueren por cáncer de mama al año. Lo más preocupante es que se calcula que con esta tendencia para el 2030 habrá un aumento del 34% de casos en la región. De allí la preocupación de abordar este tema como un problema de salud pública.
En el caso de Panamá, de acuerdo con datos del Instituto Oncológico Nacional (ION), el tumor maligno de mama es una de las principales causas de morbilidad oncológica atendidas en consulta externa con un total de 770 casos para el año 2020. Lo más llamativo de las cifras del ION es que cada vez esta enfermedad afecta a poblaciones más jóvenes.
Hasta hace un par de décadas se creía que el cáncer era una enfermedad que afectaba principalmente a adultos mayores, o al menos, eso creíamos en mi familia. Pero la realidad nos golpeó en la cara cuando en el 2014, a dos días de cumplir 24 años y recién egresada de la universidad, fue a mí a la que le diagnosticaron cáncer de mama. La primera mujer en mi familia nuclear en padecer esta enfermedad.
Una travesía compleja
Los 20 son años en los que estamos planificando dónde hacer nuestra maestría, qué países visitar con nuestra familia, dónde saldremos el fin de semana con nuestras amistades, cómo posicionarnos para crecer profesionalmente. Son esos años donde empezamos a sentar las bases de nuestro futuro. En el 2014 cuando empecé a atenderme en el ION eran muy pocas las pacientes menores de 30 años con tumor maligno de mama. Para el 2020 ya se registraron 113 casos de mujeres entre 20 y 29 años. Esta cifra podría ser mayor para el cierre de este año.
Sin duda una de las pruebas más complejas que he tenido que superar en mi vida fue lidiar con el cáncer. Las afectaciones emocionales que la enfermedad acarrea, el cambio en el estilo de vida, las prioridades alteradas, el impacto sobre la familia y en especial, el estrés que nos impone no solo la enfermedad, sino todos los procesos burocráticos y repetitivos para atención médica.
No me mal entiendan, el ION es un gran hospital con un personal de salud increíble y dedicado a la atención de los pacientes, pero que lamentablemente, por el aumento del cáncer en general en el país, está completamente colapsado. Es una odisea ir por tratamiento. Madrugar para llegar antes de las 7:00 am para obtener uno de los primeros cupos, subir y bajar escaleras para obtener aprobaciones y precios de los exámenes en caso de no ser asegurado, las largas horas de espera en consulta y luego las horas de espera para quimioterapia. Después, entrar a tratamiento y esperar por horas tu medicamento para finalmente salir e ir casa si vives en la ciudad, sino, como a muchos panameños y panameñas que vienen del interior del país, les toca emprender a esa hora su viaje a casa.
Es una jornada extenuante la que viven los pacientes y familiares, el personal de salud y administrativo del ION. Se requiere un hospital más grande y personal, pero en especial, se requieren grandes esfuerzos en la salud preventiva y en la realización de estudios y diagnósticos para detectar con tiempo alteraciones y atender con mayor rapidez anomalías. Estos diagnósticos tempranos se dificultan ante un sistema de salud público bastante demorado en la realización de pruebas y entregas de resultados.
Por eso, las campañas de sensibilización son vitales, pero también lo es abordar el cáncer de mama y próstata como un tema de salud pública y de interés nacional en el que todos los actores sociales tienen un rol importante que jugar. No podemos alcanzar las metas planteadas en el ODS 3: “salud y bienestar” y, por ende, alcanzar el desarrollo sostenible, si no actuamos todas y todos.
El ejemplo más tangible de esto es la iniciativa del Centro de Donación de Sangre “Dona Vida”, iniciativa público-privada que ha contribuido a los bancos de sangre de varios hospitales a atender las donaciones voluntarias de sangre. Este tipo de iniciativas deben replicarse. Por ejemplo, sería increíble contar con otros centros además de ANCEC en los que puedan realizarse mamografías, ultrasonidos de mama y/o vaginales, puesta de vacunas contra el Virus de Papiloma Humano (VPH) que estén a precios accesibles durante todo el año y no solo durante el mes de octubre. O quizá ampliar las salas de quimioterapia del ION para que puedan atender con mayor prontitud a los pacientes que en su mayoría son trabajadores y trabajadores del sector público y privado, es decir, parte del motor económico del país.
Es tarea urgente afrontar el problema de manera multisectorial con la innovación y eficiencia del sector privado, la experiencia y voluntad política del Estado y los expertos de la sociedad civil y Naciones Unidas.
La historia nos ha demostrado en diversos periodos que solo cuando nos unimos podemos superar las grandes pruebas de la humanidad. La incidencia de cáncer de mama y próstata es un reto más que debemos afrontar para alcanzar la Agenda 2030 y los ODS.
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