Este domingo se celebra en Panamá el Día del Niño y la Niña, además de festejarles, es la fecha propicia para hacer un llamado de atención en pro de mejorar la calidad de vida de los que viven en vulnerabilidad.
En el documento ¿Cómo evitar que la crisis del COVID-19 se convierta en una crisis de los derechos de los niños, niñas y adolescentes? Un llamado a la acción en Panamá, basado en la Agenda para la Acción Mundial de UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) presenta una serie de recomendaciones hechas desde el organismo internacional, adaptadas al contexto de Panamá, analizando su impacto en la niñez.
“La crisis por la pandemia de COVID – 19 tiene y tendrá serias implicaciones socioeconómicas y psicológicas, afectando sobremanera a la niñez, la adolescencia y las familias en mayor situación de vulnerabilidad”, indicó Kyungsun Kim, representante de UNICEF en Panamá. “Si tomamos las decisiones y políticas que priorizan los derechos del niño, con una visión a mediano y largo plazo, la crisis de COVID-19 se puede convertir en una oportunidad para construir un mundo mejor para cada niño y niña, derrotando aquellas brechas socioeconómicas duras y persistentes”, agregó la Señora Kim.
Las preocupaciones y recomendaciones se categorizan en seis áreas prioritarias o pilares para la niñez:
- Mantener a los niños, niñas y adolescentes sanos
- Llegar a los niños y niñas más vulnerables con agua, saneamiento e higiene
- Mantener a los niños, niñas y adolescentes aprendiendo
- Apoyar a las familias en la atención de las necesidades y cuidados de la niñez
- Proteger a la niñez y adolescencia de la violencia, explotación y el abuso
- Proteger a los niños migrantes y refugiados
Cada día, los niños refugiados y los migrantes se enfrentan a violaciones de sus derechos humanos, así como a amenazas a su seguridad y su bienestar, incluso cuando no hay una pandemia. Actualmente, hay más de 2500 migrantes extracontinentales represados en Panamá y aproximadamente el 30% son niños, niñas y adolescentes. Si se considera que más del 50% de ellos tiene menos de 6 años, se profundizan los riesgos que enfrentan a nivel físico y emocional, así como su exposición a las violencias. Garantizar su bienestar es un imperativo moral y un compromiso internacional.
Las empresas del sector privado pueden y deben hacer su mayor esfuerzo para contribuir a disminuir la desigualdad en el corto y mediano plazo:
- Proporcionando empleo digno que apoye a los empleados, hombres y mujeres, en su papel de padres y cuidadores. Más allá del cumplimiento de la legislación nacional al respecto, se hace necesario implementar políticas favorables a la familia y condiciones de bienestar como: salarios adecuados, licencias y permisos parentales, flexibilidad de horarios y lugar de trabajo, así como ayudas para facilitar el acceso a educación de buena calidad para sus dependientes.
- Reforzando los programas de impacto en la comunidad y llevando a cabo programas estratégicos de inversión social dirigidos a la infancia, en cooperación con el gobierno y la sociedad civil, enfocados en educación, cierre de brechas tecnológicas, desarrollo de competencias y oportunidades de formación para el mercado laboral.
- Finalmente, como se establece en los Derechos del Niño y Principios Empresariales, todas las empresas deben ayudar a proteger a los niños afectados por situaciones de emergencia. En este sentido, el compromiso corporativo incluye promover los derechos de la niñez afectada mediante la concienciación de los trabajadores y miembros de la comunidad sobre el incremento de los riesgos para los niños durante la pandemia, y que estos pueden afectar a los diferentes grupos de manera distinta según su vulnerabilidad; así cómo, cuando sea requerido, apoyar a las autoridades y otras organizaciones en las respuestas a la emergencia utilizando su experiencia, buenas prácticas y capacidades.
Para contextualizar las recomendaciones a Panamá, se tomaron como referencia cifras oficiales y datos incluidos en recientes publicaciones de UNICEF, el Análisis de la Situación de la Niñez y la Adolescencia (2019) y del MIDES, Índice de Pobreza Multidimensional Infantil (2018).