Cada 1 de mayo se celebra el Día Internacional del Trabajador, una fecha lograda tras varios años de negociaciones intensivas y de diálogo, que congregó no sólo a gobiernos y a la sociedad civil sino también a millones de personas comunes de todo el mundo.
La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible coloca en el centro a las personas. El tema laboral se enmarca en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS8), específicamente el ODS 8, que enfatiza en promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
Pese a que han sido muchos los logros en temas de derechos a los trabajadores, aún hay desafíos pendientes.
Datos detallados en la página de la Organización Internacional del Trabajo señalan que aún se necesitan mejorar las condiciones de los 780 millones de hombres y mujeres que trabajan pero no ganan lo suficiente para superar ellos y sus familias el umbral de la pobreza de 2 dólares al día.
El trabajo decente significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres.
El empleo productivo y el trabajo decente son factores clave para alcanzar una globalización justa y reducir la pobreza.
Los colaboradores son el recurso más valioso de una empresas u organización. Es por eso que los mismos deben sentirse que forman parte y el valor de su rol, además del respeto a sus derechos humanos y laborales. Es por ello, que en medio de la crisis que se vive frente al COVID-19, que los colaboradores deben sentir el respaldo e interés que tienen sus empleadores. Esto aportará un gran valor en la vida de estos equipo de trabajo.
