El futuro de la comunicación empresarial pasa por la ética

Cuando pensamos en el mundo actual los adjetivos que solemos utilizar para describirlo suelen coincidir y, por momentos, hasta caer en el cliché: “Híperconectado”, “transparente”, “dinámico”, “turbulento”. Si consideramos que hemos experimentado más avances en los últimos veinte años que en el último siglo, da la sensación de que no hay idioma capaz de describir lo que estamos viviendo.

Estamos ante un cambio de época que está modificando nuestro modelo de entendimiento de los negocios, el trabajo, la política, las relaciones humanas y, por consiguiente, la comunicación. No es mi intención adentrarme en aspectos teóricos sobre la evolución de la comunicación, sin embargo, es innegable que comunicar en el momento adecuado, de manera efectiva y eficiente, es la piedra angular de lo que hoy día conocemos como la economía de la reputación.

Ante una mayor vigilancia y seguimiento de la ciudadanía, escudarse en acciones esporádicas sin sustancia ni impactos medibles, es la fórmula perfecta para dinamitar la reputación de cualquier organización. Los profesionales de la comunicación tenemos la responsabilidad de acompañar a las empresas en este proceso con sentido crítico, precisión y visión estratégica del negocio, o, dicho de otra forma, apoyarles en transitar de las palabras a los hechos.

 

Artículo por:

Bruno Basile

Director de Comunicación de Sumarse

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