Por: Nayiska Pimentel Pinto, Miembro de Jóvenes Unidos por la Educación.
No existe una regla clara sobre cómo contabilizar los años para clasificar una nueva categoría de generación de jóvenes, como los boomers, generación considerada como inmigrantes digitales, los millenials somos aquellos llamados nativos digitales y los actuales centennials son los autodidactas, los que estudian y leen online; lo que sí está claro es que cada una se ha identificado por tomar una lucha como suya y defenderla. Y lo que estas tres generaciones han tenido en común, es la constante lucha por la igualdad de género, para que a todos nos correspondan los mismo derechos, responsabilidades y oportunidades.
Los jóvenes hemos identificado que la única manera de prosperar como país es promoviendo la igualdad y empoderar a todas las mujeres y niñas, garantizando la representación igualitaria en la vida política, educativa y laboral, tomando como prioridad el fácil acceso a la educación.
Por lo tanto, es necesario analizar cómo ha avanzado nuestro país frente a estos elementos que permitirán que Panamá siga avanzando como nación, ya que actualmente ocupamos el puesto No.40 a nivel mundial y el No. 9 de la región latinoamericana y del caribe, en el ranking del Global Gender Gap Report que presenta el World Economic Forum, para medir la igualdad y desigualdad de género a nivel mundial.
Ocupamos el puesto No. 35[1] del ranking con respecto a nivel de estudios y siendo las mujeres en Panamá, las que lideran las aulas de clases, representando el 60%[2] de la matrícula universitaria y el 70%[3] de las personas que se gradúan por año. Sin embargo, esto no se refleja en la realidad laboral ya las mujeres representan el 24%[4] de las personas desempleadas, adicional que existe una brecha laboral, ya que el 71%[5] de las empresas panameñas no cuentan con mujeres en sus altos puestos ejecutivos.
Con respecto al poder político, ocupamos el puesto No. 54[6] relacionado a la proporción de escaños parlamentarios y en gobierno que ocupan las mujeres. Y resulta un poco incongruente, pues el rol que tiene la mujer como electora es sumamente importante, ya que representó -de acuerdo a cifras del Tribunal Electoral- en las últimas elecciones del 2019 el 50.1% de los habilitados para ejercer el voto y el 52.3% de quien lo ejerció.
Desafortunadamente, estos números positivos no se ven reflejados en el número de mujeres que ocupan un puesto de elección popular; datos del Informe Atenea 2020, sobre el estado de los derechos políticos de las mujeres en Panamá, revelaron que en el parlamento solo el 22.5% son mujeres, frente a un 31.6 % de la región y en los gobiernos locales, representan el 14% y 10% para las alcaldías y representantes de corregimiento.
Los datos presentados deben motivarnos a empoderar a las niñas para que, de una vez por todas rompamos el ciclo de discriminación, es necesario eliminar los estereotipos de género en la elección vocacional y profesional.
Es nuestra tarea aumentar la sensibilización sobre estos temas, con el objetivo de que todos podamos formar parte de las discusiones donde se promuevan las políticas públicas necesarias para transformar las dinámicas de poder y las relaciones desiguales de género.
Sé que aún hay retos por conquistar, pero no podemos negar que poco a poco hemos alcanzado logros a favor de la igualdad de género. Por eso, a ti que me lees, te dejo una reflexión: ¿Cómo crees que reaccionarían nuestras abuelas?, mujeres, que no podían votar, trabajar e incluso estudiar.
Que tu respuesta sirva como motivación, para que nuestra generación pase a la historia como aquella que eliminó la brecha de la igualdad de género y así lograr un mundo más justo, más humano.
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[1] Global Gender Gap Report que presenta el World Economic Forum
[2] Datos obtenidos de la página de Iniciativa de Paridad de Género-Panamá
[3] Ídem
[4] Argote, Felipe (www.ecotv.com)
[5] Datos obtenidos de la página de Iniciativa de Paridad de Género-Panamá
[6] Ídem
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