Gestión menstrual: ¿Por qué es importante un enfoque integral de la menstruación?

El 28 de mayo es el Día Internacional de la Higiene Menstrual, una fecha que pretende sensibilizar y concienciar a la población acerca de la importancia de la higiene menstrual, como un tema relevante de derechos humanos.

Esta fecha constituye un movimiento global orientado a romper barreras, estigmas y prejuicios acerca del periodo menstrual, procurar el acceso a productos menstruales especialmente para niñas y mujeres en situación de pobreza extrema, así como movilizar los recursos necesarios para el logro de estas acciones.

Para abordar el tema nuestra pluma invitada Claudia Melissa Vidal, fundadora y directora de palabras poderosxs. 

Pese a ser un hecho biológico que nos ha acompañado desde inicios de la vida humana, la menstruación ha sido históricamente rechazada y la idea de que la sangre menstrual es sucia continua hasta nuestros días.  Sin embargo, gracias al esfuerzo de activistas, organizaciones en defensa de los derechos de las niñas y mujeres y los derechos humanos, desde el 2013 cada 28 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Higiene Menstrual. El objetivo de esta fecha es visibilizar la importancia de garantizar una gestión menstrual en condiciones dignas para todas las niñas, adolescentes, mujeres, hombres trans y personas no binarias que menstrúan (en adelante personas que menstrúan). La elección de esta fecha se basó en el hecho de que los ciclos menstruales suelen durar alrededor de veintiocho días, y el mes de mayo simboliza la fase menstrual que generalmente tiene una duración aproximada de cinco días.

Junto con el reconocimiento de visibilizar la importancia de la higiene menstrual el activismo menstrual ha tomado fuerza a nivel mundial con múltiples iniciativas enfocadas en la desestigmatización de la menstruación.  Es fundamental entender que los términos “higiene menstrual” y “gestión menstrual” son términos de salud menstrual similares, pero no idénticos. Mientras que la higiene menstrual es el conjunto de prácticas y cuidados higiénicos de la menstruación, la gestión menstrual hace referencia al manejo en general de menstruación que va más allá de la higiene. Incluye aspectos como disponibilidad de productos de gestión menstrual (tampones, toallas sanitarias, copas menstruales y/o cualquier otro producto con la función de contener el sangrado); acceso a agua potable, instalaciones sanitarias, educación y salud menstrual libre de estigma y prejuicios. La gestión menstrual involucra un aspecto más amplio que incluye un enfoque socioeconómico, educativo, de garantía de derechos como la educación, la salud y justicia social, así como también como al acceso a oportunidades, sostenibilidad y la gestión ambiental.  Por esta razón, en el activismo menstrual se prefiere hacer referencia a la gestión menstrual al momento de darle un enfoque integral al ciclo menstrual.

Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas, (UNFPA por sus siglas en ingles), alrededor de 500 millones de personas que menstrúan no tienen acceso a productos de gestión menstrual, instalaciones sanitarias, agua potable y educación e información del ciclo menstrual y la menstruación. Estas limitaciones se conocen como pobreza menstrual y están estrechamente relacionadas con la calidad de vida en especial para las niñas y adolescentes, así como el avance en la igualdad de género.

La falta de acceso a productos menstruales adecuados puede restringir las oportunidades educativas y económicas de las personas que menstrúan. Se estima que una de cada cinco niñas falta a la escuela debido no poder gestionar adecuadamente su menstruación de acuerdo con cifras de UNICEF, lo que puede afectar directamente su capacidad para aprender y para obtener un empleo remunerado en el futuro. Adicionalmente, la falta de acceso a productos menstruales adecuados puede limitar la participación política y social de las mujeres, así como su capacidad para ejercer su derecho a participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas.

En Panamá, la pobreza menstrual es una problemática que sigue invisibilizada. Lo cual no solo ocurre en las comarcas o en el interior sino incluso en las comunidades periféricas de la Ciudad de Panamá donde cientos de personas que menstrúan no cuentan con agua potable, instalaciones sanitarias, salud menstrual o información básica sobre cómo funciona el ciclo menstrual. Mientras que la respuesta de las autoridades encargadas ha sido nula e ineficiente frente a este tema, organizaciones de la sociedad civil han hecho un trabajo incansable para erradicar la pobreza menstrual y crear consciencia sobre las consecuencias de una inadecuada gestión menstrual. Con el uso de activismo digital, se ha puesto la menstruación en la conversación publica, así como se evidenció como las crisis pueden recrudecer esta situación. Durante el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 no se incluyeron toallas sanitarias en las bolsas solidarias pese a que miles de personas que menstrúan habían quedado sin ingresos. La pobreza menstrual obliga en ocasiones a tener que escoger entre comprar alimentos o productos de gestión menstrual y al no tener productos adecuados recurren a otros materiales para contener la sangre que puede ser sumamente peligrosos para la salud ya que pueden generar infecciones y enfermedades.

Visibilizar las necesidades de las personas que menstrúan en Panamá, es un asunto pendiente, desde la creación de políticas públicas que incluya la garantía de acceso a productos de gestión menstrual en escuelas, hospitales, refugios y otras instituciones públicas, así como educación menstrual y la eliminación del impuesto que se paga por los productos de gestión menstrual. En cuanto a la factibilidad de eliminación de este impuesto, es importante mencionar que existen varias iniciativas en países entre ellos México, Colombia o Escocia que han eliminado el impuesto de los productos menstruales para garantizar el acceso a estos productos a todas las personas que menstrúan. En Colombia, por ejemplo, desde el 2018 la Corte Constitucional suprimió el IVA a las toallas higiénicas y los tampones, y en el año 2021 dictaron sentencia para eliminar el impuesto de la copa menstrual. Siendo estas acciones avances importantes en el cumplimiento de los objetivos del desarrollo sostenible en especial aquellos relacionados con la igualdad de género, la educación y eliminación de la pobreza.

Como sociedad tenemos un compromiso con las nuevas generaciones, para lograr una gestión menstrual sostenible, comenzando con abordar las causas subyacentes de la pobreza menstrual. Esto implica comprender las barreras culturales, sociales y económicas, así como los prejuicios y tabúes alrededor de la menstruación.

En este sentido, es importante promover la innovación y el desarrollo de productos menstruales sostenibles que sean respetuosos con el medio ambiente y accesibles para todas las personas que menstrúan. Además, de incentivar la participación de actores claves en la toma de decisiones en beneficio de las personas que menstrúen, en especial aquellas que experimentan situaciones de vulneración de derechos.

En conclusión, la gestión menstrual es una cuestión de derechos humanos, esencial para garantizar la salud, el acceso a la información, la igualdad de género, la justicia social y el desarrollo sostenible. En el marco del Día de la Higiene Menstrual, normalicemos la menstruación y trabajemos por una sociedad mas justa donde todas las personas tengan garantizado vidas dignas y libres de violencias.

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